Política (po-li-tika) s. El arte o la ciencia de gobernar
poli-tics (poli-tics) s. Enfermedad contagiosa trasmitida por el aire que causa silencio y comportamiento evitativo en cuanto al discurso político. Síntomas incluyen tics en los ojos y las extremidades. Los que la padecen suelen morderse las uñas.
Una amiga y colega del mundo editorial católico y yo estuvimos platicando recientemente acerca la importancia de poder hablar de la política entre familias católicas. Coincidimos en que nuestra Fe tiene muchísimo que decir sobre el tema. De hecho, la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (la USCCB, por sus siglas en inglés), recientemente volvió a publicar información sobre el tema: Formando la Conciencia Para Ser Ciudadanos Fieles. En el librito, que se puede descargar gratuitamente, los líderes de la Iglesia ofrecen orientación a los católicos, y a todas las personas de buena voluntad, sobre la importancia de la formación de la conciencia y el compromiso cívico.
Está claro que compartir puntos de vista políticos (o religiosos) dentro de familias con miembros numerosos se puede considerar tabú. He creado un pequeño término para describir la condición que nos lleva a evitar el tema con la familia y amigos. No la encontrarás en el diccionario, así que ni siquiera la busques! La condición es poli-tics. Creo que la mayoría de las familias lo sufren en diversos grados. Esta condición fue consagrada como un modal: en compañía mixta, ya sea en los negocios o en la mesa, no hables de religión o política.
Como parte de una familia extendida grande con diferentes creencias políticas y religiosas, puedo dar fe de la eficacia de poner en práctica esa antigua regla. A menudo me he preguntado si esta es realmente la mejor manera de manejar el asunto. Al fin, si uno no puede hablar de estas cosas con la familia, ¿con quién más podemos hablar?
¿Abordar el Tema o Evitarlo?
Mientras creo que familias cercanas y amorosas pueden y deben tener conversaciones civilizadas sobre CUALQUIER tema, la realidad es que somos personas caídas y pecadoras, propensas a que se hieran nuestros sentimientos o enojarnos cuando se cuestionan nuestras creencias. Tal vez cuando se trata de la familia extendida hay algo de sabiduría en evitar ciertos temas, aunque en mi opinión, es preferible abordar los temas con cuidado en lugar de evitarlos. ¿Podemos, por ejemplo, preguntarle a un ser querido: "¿Qué piensas de esto? ¿Por qué piensas eso? ¿Entonces solo escucharlos?
Las conversaciones que tenemos con nuestro cónyuge o con nuestros propios hijos es otra cosa. Siempre es bueno cuando matrimonios comparten los mismos valores y, por lo tanto, los mismos puntos de vista políticos, esto conduce a un área adicional de vida matrimonial armoniosa. Sin embargo, cuando matrimonios no están de acuerdo, ¿deberían evitar esos temas para mantener la paz? Al igual que cualquier otro tema que vale la pena hablar, no hablar de la política simplemente crea una paz deshonesta o falsa. La deshonestidad nunca es el camino a seguir si uno quiere un matrimonio sano y santo.
Entonces, ¿cuál es la opción? La opción es abordar el tema y dialogar amorosamente. Un comienzo suave para una conversación basada en valores sobre un tema político podría ser: "Hablemos de (tema), quiero entender tu punto de vista". Después de escuchar a la persona sin interrupción, simplemente puedes decir: "Gracias por compartir tus pensamientos conmigo, ¿puedo compartir lo que pienso al respecto? Si te dice SÍ, comparte tu punto de vista, si te dice NO, termina diciendo algo como: "Está bien, aunque no estoy de acuerdo contigo sobre este tema, te amo y aprecio que hayas compartido conmigo lo que piensas, tal vez en el futuro me permitas expresar mi punto de vista". Esta también es una buena manera de involucrar a los adolescentes y a los jóvenes adultos sobre cuestiones de valores.
Compromiso cívico informado por las virtudes y valores católicos Además de trabajar en mejorar nuestro conocimiento de la enseñanza católica con recursos como Ciudadanos Fieles, una pieza fundamental que siempre ayudará a dar sentido a las cosas "intelectuales" de la Fe es aprender y practicar las Virtudes Teologales y Humanas. Compartir estos valores con nuestros hijos desde que son pequeños les ayuda a interiorizar las virtudes y los valores que los convertirán en buenas personas y excelentes ciudadanos. La vida virtuosa conduce a una vida moral recta, que a su vez crea una sociedad buena y justa. Santo Tomás Moro, el santo patrón de los estadistas y políticos, dijo: "el hombre no puede separarse de Dios, ni la política de la moral".
Las conversaciones políticas en el hogar no tienen que centrarse en este o aquel candidato, al principio. Las conversaciones políticas pueden ser sobre los valores católicos y cristianos que una familia aprecia. Eventualmente y de una manera desapasionada, debemos medir y evaluar a nuestros candidatos políticos a luz del evangelio. Ningún ser humano o líder político es perfecto, pero podemos discernir a los candidatos que se adhieren más a lo que creemos. Es una responsabilidad cristiana y cívica poner en el cargo a líderes que tienen un historial de preocuparse por el bien común.
Lecturas Adicionales para las Familias Católicas
Además de Formando la Conciencia Para Ser Ciudadanos Fieles, elCompendio de la Doctrina Social de la Iglesia es otro tesoro de sabiduría sobre la importancia y el papel de la política y el gobierno. Por ejemplo, en el párrafo 168 del Compendio vemos: "La responsabilidad de alcanzar el bien común, además de recaer en la persona individual, pertenece también al Estado, ya que el bien común es la razón de ser de la autoridad política". El Catecismo de la Iglesia Católica también aborda la importancia de que los católicos se involucren en la política.
Hay muchas personas que se consideran apolíticas y, por lo general, no piensan ni se preocupan por las elecciones. Ven a la política como algo lejano que no afecta su vida diaria y hay cierta apatía sobre el asunto. Pero la Iglesia Católica fomenta la participación política cívica porque, nos guste o no, nos afecta a todos y a todo lo que importa. Los políticos en todas las áreas del gobierno, desde el nivel nacional hasta los miembros de la junta escolar local, están tomando decisiones que nos afectan a todos y a nuestras familias.
Como católicos, ponemos la barra alta para quienes nos representan. Ningún candidato es perfecto, pero hay algunos que son mejores que otros cuando se trata de los temas y valores que nos importan. Amamos a Dios y amamos a las personas. "Sin la luz que el Evangelio arroja sobre Dios y sobre el hombre, las sociedades se vuelven fácilmente totalitarias", leemos en el Catecismo de la Iglesia Católica (#2257).
El Papa Francisco dijo lo siguiente en una de sus reflexiones diarias el 16 de septiembre de 2013: "Necesitamos participar por el bien común. A veces escuchamos: a un buen católico no le interesa la política. Esto no es cierto: los buenos católicos se sumergen en la política ofreciendo lo mejor de sí mismos para que el líder pueda gobernar".
Si pudiéramos deshacernos de nuestras poli-tics crónicas y hablar con nuestras familias sobre estas cosas, tal vez pudiéramos comenzar el proceso de sanación que ha dividido tan peligrosamente a nuestra nación.
Que nuestro Señor Jesucristo bendiga nuestras conversaciones, y que tenga misericordia de nosotros mientras votamos por nuestros líderes.